sábado, 21 de febrero de 2015

Las primeras 3 medidas del próximo Presidente




DÓLAR a 20 pesos… Tres millones jubilados perderán los ahorros de su vida…Cinco millones   de empleos MASACRADOS.



Cada una de las medidas que tomará el próximo presidente argentino ya está definida.
Puertas adentro…
Se está gestando el cambio más importante de la historia argentina y usted debe saberlo.

Esto eclipsará cualquier otra CRISIS sufrida en nuestro país.

En los primeros días del próximo gobierno. O aún antes de que asuma el mismo.
Se deberá implementar…Sí O SÍ…El coctel maldito.
Una serie de medidas que afectará al 99% de los argentinos.
Un conjunto de restricciones que marcarán el comienzo de cambios dramáticos para usted…
Para sus ingresos y sus ahorros..Para su casa, para su jubilación y para el futuro de su familia.
El 10 de diciembre de 2015… o aún antes… el coctel maldito va a entrar en vigencia.
Y aunque la mayoría de los argentinos no quiera escucharlo…o no tengan ni idea de lo que sucede… Le aseguro que la nueva disposición secreta ya está pactada…

Y destruirá el sueño de cada hombre, cada mujer y cada niño en la Argentina…

Esto podría terminar de arruinar su estilo de vida y su futuro financiero si no toma medidas urgentes desde hoy.
Es imposible que un país viva con un 40% de inflación anual en forma sostenida y sin problemas. 

Nunca nadie, en ningún país del mundo, lo pudo hacer sin concluir en una crisis terminal: con grandes devaluaciones que destruyen el valor de las propiedades y el poder de compra de nuestros ingresos…
Con millones de empleos masacrados y una economía destruida…
                 La economía Argentina
El principal y más grave problema de la economía argentina es muy simple de entender: Gasta mucho más de lo que le ingresa.Esto es lo que significa tener un “déficit fiscal”, como lo llaman los economistas.
Cuando anunciamos la crisis en septiembre de 2011 este problema era grave.
Hoy, no sólo no se solucionó, sino que es muchísimo más importante.
Preste atención a los números que le voy a mostrar.
Son números que se basan en las estadísticas oficiales y se calculan en base a datos concretos que informa el mismo Gobierno argentino.
El déficit fiscal era del 1,3% del PBI en 2011.
Eso quiere decir que el Estado Nacional perdió en ese año AR$ 58.908 millones. 
La situación obviamente ya era grave… Pero desde entonces es cada vez peor.
El déficit fiscal acumulado para 2014 se proyecta del 3,5% en el PBI.
Es decir una pérdida de AR$ 138.334 millones
“Eso es tocar fondo”.
Pero si le agregamos el déficit consolidado de las Provincias… la situación es todavía más grave.
El déficit fiscal es entonces del 4,1% del PBI.
Estamos hablando de AR$ 162.048 millones.

Y se estima que este déficit aumente un 50% más durante 2015.
Es que desde 2009 que el gasto sigue creciendo mucho más rápido que los ingresos en la Argentina.
Usted estará pensando:
“¿Cómo llegamos a estas cifras, si siempre leo en los medios que Argentina logra ingresos mayores a sus gastos y que tiene superávit fiscal?”.


Sí, eso es lo que informa el Gobierno. Y los medios oficiales. Y eso es lo que los políticos quieren que creamos…
Pero esos números ellos los logran implementando lo que se llama “contabilidad creativa”: contabilizar como ingresos el dinero que sale de las reservas del país.

Es decir,  se están contando como ingresos corrientes el dinero que se usa de las reservas del banco central.
Y también el dinero que sale de las reservas que tiene el Estado para el pago de futuras jubilaciones que están administradas por la ANSES y el dinero que recaudan las Provincias.
Enseguida le diré cómo repercutirá esta trampa en su bolsillo en los próximos meses.
Es absolutamente increíble que se dé esta situación.
Pero el Gobierno está financiando esta “fiesta de gasto” con los ahorros que tiene el país y los jubilados.
Ahorros que muy pronto se van a agotar.

Para que quede bien claro este punto, vea el siguiente cuadro:

En 2003 el gasto público consolidado representaba el 28% del PBI.
Diez años después, en 2013, este mismo gasto llegó a ser del 46%.
Y siguió creciendo… hasta llegar al 50% en 2014.

Usted se preguntará, ¿qué está haciendo el Gobierno para controlar esta situación cada vez más grave?
¿Está bajando gastos? ¿Incrementando ingresos? ¿Pidiendo créditos?
Nada de eso. Los gastos siguen creciendo a un mayor ritmo que los ingresos. Esto es insostenible.El déficit crece y crece sin pausa.Y las opciones para remediar esta situación se acabaron.¿Contraer deuda? Imposible, desde que dejamos de pagar en 2002 nadie nos cree. Nadie nos presta un solo centavo.Tenemos que arreglárnosla solos.
La cuestión es la siguiente… si sigue aumentando el déficit en la misma tendencia que lo viene haciendo, ¿cómo va a solventar este Gobierno o el que sigue estas pérdidas anuales cada vez mayores?

Estamos atrapados 

Y encima... nos quedamos sin dólares

En septiembre de 2011 cuando lanzamos nuestro primero Informe especial avisando sobre lo que venía, el déficit fiscal no era lo único que nos asustaba.
Había muchas otras variables que estaban mostrando signos de alerta en la economía argentina.
El superávit comercial era otro gran problema.
Mire, para decirlo de forma sencilla… una de las grandes ventajas que tenía nuestra economía eran los llamados superávit gemelos.
Ambos superávit blindaban la economía ante cualquier problema.
El superávit fiscal implicaba que todos los años nos sobraba dinero, es decir, que podíamos ahorrar.
Y el superávit de cuenta corriente implicaba que entraban más dólares a nuestro país de los que salían cuando comerciábamos con el exterior.
Gracias a esto había una constante entrada de divisas a nuestra economía.
Hasta nos pudimos dar el lujo de no tomar deuda externa adicional desde la época del default en 2002.
Pudimos pagarle lo que le debíamos al FMI en 2006 y pasar la crisis global de 2008 razonablemente bien.
Todo eso gracias a que el superávit comercial permitió de forma directa incrementar los ahorros del país mes a mes.
Mientras hubo superávit comercial, nuestros ahorros crecían.
Pero para finales de 2011 este proceso se estaba agotando. 
En 2010 habíamos cerrado el año con US$ 52.145 millones.
Un año después, en diciembre de 2011 las reservas en el Banco Central eran US$ 46.231 millones.
Es decir, que en un año perdimos UD$ 5.780 millones de reservas.

Mire el siguiente gráfico…


Para fines del año 2012, las reservas eran US$ 43.290 millones.
Un año después, el 31 de diciembre de 2013, las reservas cayeron a US$ 30.777 millones.
Es decir que desde el momento en que el Estado se decidió a financiar sus excesos con ahorros, cada vez quedan menos reservas… a pesar de los cepos y las restricciones.
Los ahorros no sólo no crecen sino que disminuyen de forma vertiginosa mes tras mes.Ya no perdemos de a US$ 5.000 millones por año... ahora perdemos de a US$ 13.000 millones.
¿Se imagina cuáles serían los números si el mundo consolida sus problemas económicos… si sube la tasa de interés global… si el precio de la soja baja o Brasil continúa devaluando aún más su moneda?
Hoy, nuevamente Argentina comienza a mostrar muchos de los síntomas que vimos en 1989 y en 2001.Parece mentira, ciencia ficción, pero los hechos hablan por sí solos…
Como afirmó la prestigiosa economista Carmen Reinhart, reconocida por sus pares como una de las más influyentes de Estados Unidos, "no hay evidencia" de que la Argentina haya aprendido algo de su crisis de 2001…
La historia se repite… 

La inflación está nuevamente 
fuera de control

Como declaró el ex presidente del FMI, Michel Camdessus:


“El Gobierno no debe esconder la inflación, porque luego quedará obligado a hacer un ajuste cruel…, esto es insostenible. Un país no tiene nada que ganar de una inflación alta, porque es un factor de desorden macroeconómico, y además lo pagan los más pobres como un impuesto".
Eso es realmente la que significa “inflación”: un impuesto.
Un impuesto que pagamos todos los días al comprar cualquier producto o servicio y ver que los precios suben a un ritmo mayor al 35% anual.
Es gracioso cómo el INDEC mintió durante años con sus mediciones, tratándonos a los argentinos como niños.
La tasa de inflación oficial en 2011 fue de 9,5%, por ejemplo. Y mientras tanto las mediciones privadas la ubicaban en el orden de 25% a 30%.
Lo triste es que aún teniendo en cuenta el número que surgía de la manipulación oficial del INDEC, Argentina tenía una de las inflaciones más altas del mundo.
Por eso no les quedó otra alternativa que sincerar sus métodos de medición, para tratar de recuperar un poco de la credibilidad perdida.
Además… ¿para qué mentir?
Si de todas maneras la inflación, se midiera como se midiera, sería altísima.
Mire este gráfico…


Aún usando la vieja metodología de medición del INDEC, cargada de manipulación, el índice de inflación para 2014 sería del 35%.
Es decir que Argentina de todas maneras, usando el método que sea, tuvo en 2013 una de las 4 inflaciones más altas del mundo junto con Venezuela, Sudán e Irán. 
Y en los primeros meses de 2014 llegamos a tener la segunda inflación más alta del mundo sólo por debajo de Venezuela.
La situación es triste y es todavía peor en lo que se proyecta para 2015.
El periodista de The Wall Street Journal, Taos Turner, denuncia con mucha ironía la manera cómo el Gobierno argentino se niega a tratar el tema:

"En cualquier otro país, una tasa de inflación de 10% arrancaría mucha inquietud y causaría pánico entre los políticos sobre la manera de frenar el crecimiento de los precios. Además, los funcionarios del Gobierno, en estos países, utilizarían la palabra `inflación´ para describir lo que está pasando con los precios. Pero la Argentina nunca ha sido `cualquier otro país´ y su idiosincrasia es tan infrecuente que no deja de sorprender.”

Una de las únicas iniciativas del Gobierno para solucionar este problema se focalizó en multar a las consultoras privadas que anunciaban los aumentos de precios verdaderos.
Ocupados en ocultar lo imposible perdimos tiempo... y sumamos pobreza.
¡No puede ser que la única medida del Gobierno para frenar la inflación haya sido restringir los estudios de las consultoras privadas que revelaban la inflación real!
Esa restricción absurda y la otra prohibición, aún más arcaica de impedir los aumentos de precios a las empresas si antes no se informan a la Secretaría de Comercio.
Es decir, volver a los famosos y fracasados controles de precios de la década del 80…
La inflación no para de crecer y acumula un alza acumulada superior a 250% durante los últimos cinco años.
Ese es el número que importa, porque significa que si usted no obtuvo un alza superior al 250% en sus ingresos durante los últimos años… perdió poder adquisitivo.
Veamos el siguiente gráfico que mide la inflación real en base a las estadísticas provinciales:

Observe la tendencia y el riesgo que implica para la economía argentina, tanto a nivel micro como macro. 
Como afirma Franco Bernabé, presidente ejecutivo de Telecom Italia, la mayor empresa de telefonía de Italia y quinta de Europa: "La inflación es un riesgo importante para la Argentina y el Gobierno debería hacer de todo para impedir que se vuelva a la situación que provocó los problemas argentinos del pasado".
Esta inflación no puede ser controlada por el Gobierno, ya que en realidad, está siendo provocada por el mismo Banco Central que necesita imprimir dinero a un ritmo vertiginoso para financiar los gastos crecientes del Estado.
Durante los últimos tres años, la emisión de nuevo dinero creció un 82%.
Es decir hay casi dos veces la cantidad de dinero circulando de la que había en diciembre de 2011, cuando asumió Cristina Fernández de Kirchner.
Los billetes en poder del público pasaron de AR$  308.415  millones en junio de 2013, a AR$ 372.616 millones en junio agosto de 2014.

¡Una emisión de más de AR$ 64 mil millones en doce meses!


Con esos niveles de emisión monetaria... la inflación es una consecuencia lógica.
Y el resultado final de esta altísima inflación es muy clara para todos los argentinos: una crisis total que destruirá la economía nuevamente.
Veamos a continuación cómo los argentinos se defienden ante este escenario.

Los argentinos defienden su poder de compra

Los argentinos somos personas “entrenadas” financieramente. Lamentablemente, tuvimos que pasar muchas crisis en el pasado. Por ello, ante esta desbocada inflación la gente reacciona en consecuencia.
¿Cómo?
Simple, cambiando sus pesos por dólares y sacándolos de los bancos.
Esta situación muestra la cifra de “fuga de capitales” que mide el banco central todos los años.
En el año 2011 esta cifra estaba llegando a un récord, incluso superior a la fuga que se dio en el año 2008, un año de fuerte crisis internacional.
Por ello,  como usted sabe, el Gobierno decidió prohibir la compra de dólares en noviembre de 2011.
A pesar de ello, ¿sabía qué en 2011 se fueron US$ 21.500 millones de la Argentina?
Una cifra muy cercana a los U$ 23.000 millones que se fueron en 2008 y un incremento del 90% respecto a lo que se fue del país en el año 2010.
Si en noviembre de 2011 no se creaban los controles a la compra de dólares y a las importaciones, este número hubiera llegado a un record histórico…
Y a pesar del cepo, en 2011 y 2012 se fugaron más de 9.000 millones de dólares, según el propio INDEC.
Las estimaciones marcan que para 2014, con un poco menos de restricciones para la adquisición de moneda extranjera, las fugas serán superiores a los 7.000 millones de dólares.

Veamos el siguiente gráfico para tener más claridad:


La novedad de este nuevo proceso de fuga de dólares es que estos están mayoritariamente en manos de personas, de individuos como usted o yo.
En 2007 y 2008 dos tercios de los fondos dolarizados eran de operadores mayoristas. En 2009 y 2010 las cifras se repartieron por mitades.

Pero para 2011, el 80% de las compras de dólares ya fueron de minoristas, de personas comunes que querían cuidar su patrimonio.
Por eso nosotros anunciamos que el cepo perjudicaría sobre todo, a los pequeños inversores.

Sí, escuchó bien, la mayoría de los argentinos que quieren comprar dólares no son bancos, ni financieras, ni especuladores, ni nada por el estilo…
Pero esto no es todo, porque existe otra variable que se está convirtiendo en una verdadera “bomba de tiempo”.

Una droga que nos puede destruir

Los subsidios que otorga el Gobierno nacional a una cantidad muy grande de empresas argentinas tienen un efecto inmediato que seduce a todos: bajos precios.
Ahora, el problema es que estos subsidios, como las drogas, no se pueden mantener en el tiempo.

El tema también es muy simple de entender. Desde hace diez años, cuando salimos de la Convertibilidad, que las tarifas de los servicios públicos han sido congeladas al consumidor individual.

Es decir, los precios de algunos servicios casi no aumentaron en nada.
Pero los costos de estas empresas sí aumentaron a la par de la inflación argentina de los últimos años.

Por lo tanto, tenemos precios congelados, que no aumentan y costos que sí lo hacen sin pausa. La diferencia entre estos dos números la aporta el Estado nacional vía el sistema de subsidios.
Esto permite que paguemos un precio por la electricidad, el gas o el transporte terriblemente bajo.
Para que se dé una idea, la tarifa industrial de gas comercial en la Argentina es casi 10 veces menor al promedio internacional.

Mientras que en Chile, Uruguay y Brasil, por ejemplo, pagan entre US$ 0,81  y US$ 1,11 por metro cúbico de gas…En Argentina se paga US$ 0,07.

El gas residencial, según Metrogas, también es uno de los más baratos del mundo. Pagamos aún menos que en Bolivia, que es uno de los principales productores de gas a nivel mundial.



La mala noticia es que el Estado gasta cada vez más dinero para mantener este sistema.Por ejemplo, el boleto de colectivo en la Ciudad de Buenos Aires cuesta de AR$ 3,00 a $5,00. Si no fuera por los subsidios, hoy tendría que costar desde AR$ 12, según el propio Gobierno. Para llegar a esto tendría que aumentar un 400%.
Sin embargo, el Gobierno mantiene un precio irrisorio y mientras, gasta AR$ 192.000 por colectivo cada mes.En total, estamos hablando de AR$ 1.924 millones de pesos destinados mensualmente a las líneas de colectivos para mantener este sistema. “Y todos estos subsidios son una gran bola de nieve”.
En el año 2006 estos subsidios representaban sólo el 1% del PBI y menos del 3% del presupuesto nacional.En 2013 estos números aumentaron significativamente... se gastaron en subsidios más de 19.200 millones de dólares, o sea el 4% del PBI argentino y el 20% del presupuesto nacional.Incluyendo los 1.200 millones de pesos que se destinaron a “Fútbol para todos”… En 2014, si bien se amagó con intentar corregir el problema con algunas medidas aisladas, como el aumento en los precios de algunos transportes públicos y servicios, lo concreto es que este gasto general de subsidios siguió subiendo.Los primeros siete meses de 2014 implicaron más gastos aún, sobre todo en el sector energético (electricidad y gas) y en transporte.O sea… en los últimos años subieron un poco los precios de algunos servicios, pero también aumentaron considerablemente los subsidios.

¿Imagina lo que puede pasar cuando el Estado se quede sin dinero y tenga que suspender todos estos subsidios?

¿Qué pasará cuando, de un día para el otro y sin previo aviso, los boletos de los colectivos, los trenes, el subte, la electricidad, el gas, el agua y muchos otros servicios públicos suban un 400%?
Si no lo pensó, piénselo, porque tarde o temprano va a ocurrir…
Antes de contarle qué puede hacer para proteger su dinero ante esta situación... Déjeme mostrarle cuál es el verdadero escenario del dólar en la Argentina.Hoy el dólar oficial está casi igual que en el 1 a 1.
¿Por qué digo esto?

Bueno, nadie duda de que el dólar “oficial” a un precio que va de AR$ 8 a AR$ 10 es muy barato en la Argentina.Y esto no tiene tanto que ver con el precio del dólar “paralelo” sino más que nada con la “maldita inflación”….
Sí, la inflación nuevamente…
Como vimos recién, durante los últimos cinco años y medio la inflación promedio en la Argentina estuvo en torno al 25% anual... acelerándose en los últimos meses y llegando en las estimaciones de 2014 a superar el 35%.
Esto quiere decir que en cinco años y medio los precios acumularon una suba de más del 250%.Por otro lado, el tipo de cambio no sufrió una depreciación que acompañe la inflación.El 30 de junio de 2009, según datos del Banco Central, el dólar estaba en AR$ 3,81.Cinco años más tarde, en junio de 2014 la cotización era de AR$ 8,10. Estamos hablando de una suba del tipo de cambio de sólo el 112,5% en el mismo período.Hagamos los números. Si los precios en pesos subieron más de 250% en la Argentina, para que nuestros productos sigan siendo igual de atractivos para el mundo, nuestro tipo de cambio tendría que haber subido, al menos, un 250% también.Pero el tipo de cambio, aún con un par de devaluaciones fuertes en el medio, sólo subió un 112,5% en cinco años.Y esto nos lleva a la conclusión que durante los últimos cinco años hubo una inflación superior al 137% en dólares, aproximadamente. Es decir, nuestros productos están al menos 137% más caros para vender al exterior.¿A usted le parece que podemos exportar con estos números? 
 

Por supuesto que no. 

Hoy en día fabricar un auto en la Argentina cuesta US$2.000 más que en Brasil, según Emilio Etchegorry, presidente de la Cámara de Industriales y Metalúrgicos de Córdoba.Esa es la causa del estancamiento en nuestras exportaciones desde 2011. La misma causa que explica por qué las importaciones estuvieron creciendo, aún con los controles y restricciones del gobierno. El “dólar barato” provoca que importar, traer productos del exterior, sea mucho más barato que producir esos mismos productos en Argentina.Y ya vimos como el instinto y la experiencia de los ahorristas argentinos los lleva a volcarse hacia el “dólar barato” también. Lo invito a ver el siguiente gráfico para que la situación sea más clara aún:



En concreto, como se desprende del gráfico anterior, podemos ver que el dólar se encuentra solamente un 18% por encima de los valores de la Convertibilidad cuando se lo corrige por inflación.
El famoso economista turco estadounidense Nouriel Roubini también marcó este problema de la economía argentina.
Roubini es conocido como el “Doctor Catástrofe” por haber predicho la crisis argentina de 2001, la de Estados Unidos 2008 y la crisis griega de 2012.
En una visita a la Universidad Di Tella en Buenos Aires, afirmó sobre la economía argentina: 

“La marcada apreciación del peso afectará la competitividad y las exportaciones. Mientras tanto, sólo por cierto tiempo, el país gozará de un crecimiento artificial”.Luego el “Doctor Catástrofe” afirmó que observaba con preocupación la economía argentina actual: excesiva inflación, tasas de interés negativas e incertidumbre jurídica. Por encima de eso, el economista nota una peligrosa sobrevaluación, que le hace evocar la convertibilidad. 
Nos aconseja que, si hemos perdido la memoria, nos miremos en el espejo de Grecia.Y finaliza diciendo: El modelo de la Argentina no es sustentable”.
Los datos son concretos. La realidad no se puede esconder. 


Los próximos ataques a su bolsillo

En noviembre de 2011 el Gobierno argentino tuvo que tomar algunas medidas frente a la masiva fuga de capitales que estaba dejando al país sin dólares.
Las medidas no resolvieron ni uno solo de los problemas económicos. Sólo se dedicaron a atacar las consecuencias de los grandes problemas de nuestra economía al corto plazo. Por eso yo llamé a esa serie de medidas “salvavidas de plomo”, porque algunos tuvieron la ilusión de que servirían de algo…
Pero enseguida se vislumbraba que en realidad el material del que estaba hecho el salvavidas nos llevaría al fondo del océano…
En menos de 4 meses a partir de noviembre de 2011 el Gobierno implementó las siguientes medidas:

1. Prohibición de compra de dólares.

2. Fuerte restricciones a las importaciones.

3. Imposibilidad de enviar dinero al exterior.

4. Anuncio del fin de los subsidios y posterior marcha atrás.

5. Nacionalización de YPF.

6. Prohibición de retiro de dinero en los bancos desde cajeros del exterior.

7. Limitaciones a la compra con tarjetas de crédito en el exterior.


Estos controles y las restricciones no son medidas gratuitas.
Y las consecuencias todavía no impactaron de lleno en la sociedad y la economía argentina. Durante el primer semestre de 2011 la economía creció por arriba del 8% anual. En el segundo semestre de 2011 esta tasa bajó a la mitad, creciendo solamente un 4%. Después del cepo cambiario, en 2012, la economía  creció menos del 2 %.Para el primer trimestre de 2014, el PIB de Argentina cayó un 0,8% y el país entró en recesión.Es decir, el Gobierno decidió afrontar la crisis con medidas que detuvieron el crecimiento de nuestra economía hasta llevarlo al retroceso. Y esto impactará directamente en su bolsillo en los próximos meses.
Es lo que decidió el Gobierno… profundizar los problemas y “patearlos para adelante”. Tal vez mirando objetivos políticos de corto plazo… ¿quién sabe?
El costo que nuestra economía tiene que pagar por estas restricciones a partir de ahora es gigante. No sólo el gobierno entró en un terreno muy complicado de limitación de las libertades de los ciudadanos, sino que también provocó la gran recesión que tiene nuestra economía hoy.Limitar e   intervenir en la economía tiene sus costos y éstos vienen por el lado de la menor actividad y el retroceso general de la actividad productiva.Sea el próximo presidente del signo político que sea… éste va a tener que tomar una serie de medidas que repercutirán en los ahorros y los ingresos de casi todos los argentinos. Lo que se viene en los próximos meses es un escenario con cada vez más alta inflación, provocada por la enorme emisión del banco central en los últimos años y un dólar paralelo cada vez más alto empujado por esta impresión de pesos. 
La dinámica de este modelo es imposible de mantener, pero tampoco se puede cortar de un día para el otro. 
Aquí está la encrucijada.Todos los caminos llevan a una crisis terminal que provocará un brutal y súbito aumento de los precios y una muy fuerte devaluación oficial que intente licuar el insostenible gasto público.
Todo este coctel tiene un solo resultado final para los ciudadanos: un ajuste económico sin precedentes que pagan los trabajadores y los pequeños empresarios.Una economía con cada vez menor actividad y mayor cantidad de desempleados.
Esto sucedió en cada una de las crisis que vivió la Argentina en el pasado.La hiperinflación de 1989 generó una baja considerable en los salarios, generó revueltas por todo el país e impulsó saqueos.Pero la otra consecuencia importante fue que 6,5 millones de personas cayeron en la pobreza. La crisis de 2001 originó saqueos y una nueva ola de despidos que se sumaron a la gran cantidad de desempleados que ya existía en el país.Ahora es sólo un tema de tiempo para que se repitan estos hechos. 
















Fuente: igdigital.com

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